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un día cualquiera

Gaveta de letras

Olas de Viernes Santo

Olas de Viernes Santo Vota para los premios a las mejores bitácoras de 2004
Hoy no sólo las olas golpearon las rocas.
Golpearon corazones,
corazones que ya no serán los mismos,
y que ahora ya no son los que fueron.
Porque el tiempo pasa,
y no quiere decir que pase a mal.
Simplemente da pasos agigantados.

Hoy no sólo las olas golpearon las rocas.
Golpearon las miradas,
miradas que no se cruzaron ni un instante.
Tan sólo para no coincidir,
porque duele más mirar a los ojos,
que cerrarlos durante un segundo.

Hoy no sólo las olas golpearon las rocas,
y por eso mi alma está de blanco.
Blanco inmaculado en un Viernes Santo.

(Las rocas soportaron las olas...
...¿y yo?, ¿podré soportarlas?)

Tres poemas abstractos por falta de inspiración

Ojalá supiera enseñar,
Silencio, ahora todos duermen y yo escribo.
Conocer o no llegar a hacerlo...
Antes reías con mis absurdas teorías.
¿Razonar?

* * *

Hay días en los que el alma se me despega,
se va,
un día me dijjo que era sólo una vuelta.
No sé si creerla porque con esa sonrisa a veces engaña

* * *

Aún es niña,
yo, le perdono.
Se lo merece y, sobre todo,
porque siempre has sido MÍA.

La caverna

[...]hay cosas en la vida que se definen por sí mismas, un cierto hombre, una cierta mujer, una cierta palabra, un cierto momento, bastaría que así lo hubiésemos anunciado para que todo el mundo percibiese de qué se trataba, pero otras cosas hay, y hasta podrán ser el mismo hombre y la misma mujer, la misma palabra y el mismo momento, que, miradas desde un ángulo diferente, con una luz diferente, pasan a determinar dudas y perplejidades, señales inquietas, una insólita palpitación[...]

José Saramago

Nostalgia

Divina noche en que Amor me besó.
Los senderos eran de claveles.
Campo de luna era tono menor.
Yo era tímida oveja del Señor
En blanco camino de Laureles.
Llegó el Amor con su rubio aliento
Y el jardín de mi alma floreció
Con rosas del beso y del ensueño,
Tristes magas del país marfileño
Que mi brujo piano desgranó.
Llegó la Ausencia con su amargura.
El Alma penetró en el corazón.
De pasionarias fue mi sendero
Sembrado con flechas del arquero
Que posee la dulzura y la ilusión.
En los crepúsculos sin colores
En que derramo mi pensamiento,
Surge la tenue figura que amé
Y mi dolor ya sin foma la ve.
Tanto sufro que no la presiento.

Federico García Lorca Pesía inédita de juventud

RIMA X

RIMA X Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman,
el cielo se deshace en rayos de oro,
la tierra se estremece alborozada.

Oigo flotando en olas de armonías,
rumor de besos y batir de alas;
mis párpados se cierran... —¿Qué sucede?
¿Dime?
—¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!


Gustavo Adolfo Bécquer

Y la voz murmuró:

Y la voz murmuró: - Mira que eres crío... Ellas te aman y te quieren como mujeres. Y fue por haber hecho de ti un hombre, por lo que ella quería devorarte. Y tu caballo eras tú mismo, en el hambre y en la sed de amor que en aquel castillo, ellas sufren. Porque no hay hombres en el castillo desde que Doña Urraca quedó viuda, sólo los que pasaban y no sabían el peligro de aceptar posada. Todos ellos han muerto como tú viste que mataban a tu caballo. Ninguno ha durado más de una noche.
Él se incorporó sobre un codo y preguntó: ¿Y yo, también yo duraré una noche?
Sólo el silencio le respondió, y él mismo dijo:
- No, yo duré dos noches y un día... Soy un hombre de lo que no hay.

El físico prodigioso, Jorge de Sena

El Físico Prodigioso

El Físico Prodigioso Pero, cuando iba a entrar en el agua, y ya tenía los pies dentro, oyó una leve risa carcajeante que, casi desde la cuna, le era familiar. Y, frunciendo el ceño en una expresión de tedio, retrocedió hacia la fina hierba, y se estiró en el suelo lánguidamente. Con paciencia, en un abandono indiferente, con la cabeza posada sobre los brazos, dejó que el Diablo se desesperase invisible sobre su cuerpo. Caricias prolongadas que suaves le corrían la piel, besos susurrados que lo mordían por el cuerpo adelante, manos que se obstinaban en su sexo, durezas que se cernían sobr él tratando de penetrarlo... - era de costumbre, desde que por primera vez se había sentido hombre y cuando se desnudaba completamente estando solo.

Jorge de Sena

y por quien muero ¡ay!

Al río pregunté por mi amigo
aquél que tanto ha es partido,
y por quien muero ¡ay!

Al río pregunté por mi amado
y do será que él se ha bañado,
y por quien muero ¡ay!

Aquél que tanto ha es partido
do lavó triste su cuerpo bellido,
y por quien muero ¡ay!

Aquél que tanto ha es alejado
y do será que se fue lavado,
y por quien muero ¡ay!

Al río pregunté por mi amigo
y do se lavó de dormir conmigo,
y por quien muero ¡ay!

Al río pregunté por mi amado
y do se lavó de nuestro pecado,
y por quien muero ¡ay!

Y do se lavó de dormir conmigo
y su retrato fue en las aguas vivo,
y por quien muero ¡ay!

Y do se lavó de nuestro pecado,
aquél que tanto ha es alejado,
y por quien muero ¡ay!

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Ao rio perguntei por meu amigo
aquele que há tanto é partido,
e por quem morro, ai!

Ao rio perguntei por meu amado
e u será que ele se há banhado,
e por quem morro, ai!

Aquele que há tanto é partido
y lavou triste seu corpo velido,
e por quem morro, ai!

Aquele que há tanto é 'longado
e u será se for lavado,
e por quem morro, ai!

A rio perguntei por meu amigo
e u se lavou de dormir comigo,
e por quem morro, ai!

Ao rio perguntei por meu amado
e u se lavoy de nosso pecado,
e por quem morro, ai!

E u se lavoy de dormir comigo
e seu retrato foi nas aáguas vivo,
e por quem morro, ai!

E u se lavoy de nosso pecado,
auqele que há tanto é 'longado,
e por quem morro, ai!

Cartas a un hijo

[...]
Porque la mayoría de los padres mueren siendo unos desconocidos para sus hijos y tal vez porque a través de ellas puedes llegar a conocerme mejor.[...]
[...] "Lo que se dice vuela, lo que se escribe queda", he preferido confiar en la escritura. La transmisión horal tiene una vida efímera; suele morir con quien la pronuncia, e incluso antes. Mientras que escribir estos recuerdos es la mejor manera para protegerlos del olvido.

José Viecente León

Recuerda...

Recuerdo conmigo, por favor, lo que has hecho esta mañana. A una hora indecentemente temprana ha sonado el despertador y tú, en vez de estrellarlo contra la pared como te apetecía, has apagado la alarma. Te has quedado un ratito entre las sábanas, intentando aprovechar los últimos y preciosos minutos de comodidad horizontal. Después has pensado que se te estaba haciendo demasiado tarde y el autobús para el cole no espera, de modo que te has levantado con santa resignación. Ya sé que no te gusta demasiado lavarte los dientes pero como te insisto tanto para que lo hagas has acudido entre bostezos a la cita con el cepillo y la pasta. Te has duchado casi sin darte cuenta de lo que hacías, porque es algo que ya pertenece a las rutinas de todas las mañanas. Luego te has bebido el café con leche y te has tomado la habitual tostada con mantequilla. Después, a la dura calle.

Ética para Amador, Fernando Savater

Lille

Lille El azul del cielo me hace recordarte.
Estas tan lejos que ni te siento
Es triste.
Te hubiese esperado.
Te hubiese querido tanto.
Pero como dicen las voces del camino,
El amor es un degradé.
Y tu fuiste un degradé.
Ya no te espero.
Tu mataste la ilusión de un próximo encuentro.
Tu me entregaste una anticipación no necesaria.
Tú eres el culpable de que ya no te espere.
Recuerdo la ultima vez que nos vimos, un tren y un beso en una tarde de verano.
Pensamos incrédulos, que quizá algún día después de hermosas cartas, no llegaría la hora cruel de parar en seco nuestro amor triste y distante
Pensamos incrédulos que...

Belén María Bloksa Gordo