El Físico Prodigioso
Pero, cuando iba a entrar en el agua, y ya tenía los pies dentro, oyó una leve risa carcajeante que, casi desde la cuna, le era familiar. Y, frunciendo el ceño en una expresión de tedio, retrocedió hacia la fina hierba, y se estiró en el suelo lánguidamente. Con paciencia, en un abandono indiferente, con la cabeza posada sobre los brazos, dejó que el Diablo se desesperase invisible sobre su cuerpo. Caricias prolongadas que suaves le corrían la piel, besos susurrados que lo mordían por el cuerpo adelante, manos que se obstinaban en su sexo, durezas que se cernían sobr él tratando de penetrarlo... - era de costumbre, desde que por primera vez se había sentido hombre y cuando se desnudaba completamente estando solo.
Jorge de Sena
Jorge de Sena
3 comentarios
que estas escondiendo?? jaja -
Rafa -
Zäpp -