El porqué del estúpido o Crónicas de un futuro genocidio
Últimamente me ha dado por utilizar la palabra estúpido. Digo estúpido porque la mayoría de las cosas muchas veces me lo parecen. Será por mi soberbia, que sé que la tengo, o porque infravaloro lo que me rodea pero no puedo parar de repetir que las cosas y personas me parecen estúpidas.
Por ejemplo hoy, me desperté con un estúpido ruido que estremecía mi cabeza y por lo que me vi obligado, no solo a levantarme de la cama (útil que me parece maravilloso, ¿qué seríamos sin una buena cama?), sino a decir que, probablemente el día de hoy fuese un estúpido día más de los que están generalizando mi vida, como dicen las viejas, "de poco pa'cá". Acto seguido me puse la bata azul. Sinceramente, creo que parezco un estúpido al ponerme tan disparatado atuendo, pero necesito resguardarme del frío que acontece estas mañanas. Digo que pareceré un estúpido porque me parece muy cómica mi imagen a esas horas, de la cabeza a los pies. Imagínate el pelo totalmente enloquecido, como si mi peluquero me odiara y se quisiera vengar. Normalmente tengo el pijama "enfuruñado", arrugado, mal colocado, remangado de un brazo y de la otra no, el pantalón medio-bajado y la camisa medio-subida. No llevo calcetines pero si unas pantuflas de la universidad de Oxford que me regaló un amigo (que no estudia allí pero se habrá pasado por alguna tienda en las que las vendían). Además llevo la bata sin abrochar, arrastrando el alma igual que arrastro los pasos. Cuando llego al cuarto de baño tras un esfuerzo inhumano para intentar no volver a la cama como un cobarde, me encuentro ¡cual sorpresa!, que estoy peor vestido que Christina Aguilera en un video clip en el que no enseña las bragas. Es más, casi que no puedo reconocerme, es algo, francamente, horroroso. Poco a poco entro en vereda y abro la llave del agua caliente, las cosas parece que van mejor cuando siento que me voy purificando poco a poco. Todo maravilloso, pero al salir de la ducha me doy cuenta que la estúpida cortina no ha cerrado bien y todo queda rociado como en una noche a la intemperie. ¡Estúpido de mí!
Termino de prepararme y me dirijo muy contento cual estudiante universitario a clase y, por el camino me paro en el quiosco para comprar El País, que no está, y tengo que comprarme el estúpido periódico El Pueblo de Ceuta, que trae una barbaridad de faltas de ortografía. Me voy al Café Real, una cafetería maravillosa pero hoy, precisamente hoy había una estúpida camarera que parece que lleva un huevo en el culo y no puede caer. Como es obvio se me hizo tarde para la primera hora de clase y no voy. Me quedo leyendo el estúpido periódico y degustando un exquisito café que me llena la barriga.
Al rato, después de llevar como 15 minutos sumergido en la lectura, me doy cuenta que alguien me observa. Un señor de aproximadamente 40 años que está en una mesa lejana me mira mientras se desayuna. ¡Que impotencia! Me dieron ganas de pegarle un tiro, menos mal que no tenía pistola porque seguro le hubiera asestado un merecido tiro en la frente. ¿Se puede saber que indecencia es esa? ¿Cómo se puede mirar con tanto descaro a otra persona en plan "critícalotodo"? Yo, ni corto ni perezoso, al ver tal afrenta a mi persona me decido a contraatacar a ese estúpido hombre de negocios. Le devuelvo el golpe con la peor de mis miradas, de esas de arriba-abajo, arqueando un poco la ceja derecha con cierta superioridad. ¡Perfecto! El estúpido hombre de chaqueta y corbata deja de mirar al sentirse, descaradamente, tan humillado. Termino mi sesión de "café-fumé" y marcha rumbo a la estúpida guagua que siempre apesta. Lo bueno que tiene es que siempre es un olor diferente. Va cambiando de matices, fragancias y sensaciones. Hoy, por ejemplo tenía un olor como a pescado, como si alguien hubiera llevado toda la porquería de una pescadería dentro de una bolsa. Terminó el viaje sin ningún incidente. Parece que las cosas van muy bien hasta que, al cruzar la calle, un estúpido indecente conductordepacotilla intenta cruzar mientras yo cruzo por el paso de peatones. ¿Qué se habrá creído? Pues nada, de nuevo un reto que no puedo desperdiciar. En plan kamikaze cruzo pacientemente, el conductor tiene que dar un frenazo y tragarse todo el veneno que pudiera o pudiese tener dentro ya que yo tenía la razón.
Mi viaje terminó al llegar a la facultad. Nada interesante, francamente una estupidez de día que no he aprovechado para hacer nada productivo. Puras tonterías que realmente no sirven para nada.
Por ejemplo hoy, me desperté con un estúpido ruido que estremecía mi cabeza y por lo que me vi obligado, no solo a levantarme de la cama (útil que me parece maravilloso, ¿qué seríamos sin una buena cama?), sino a decir que, probablemente el día de hoy fuese un estúpido día más de los que están generalizando mi vida, como dicen las viejas, "de poco pa'cá". Acto seguido me puse la bata azul. Sinceramente, creo que parezco un estúpido al ponerme tan disparatado atuendo, pero necesito resguardarme del frío que acontece estas mañanas. Digo que pareceré un estúpido porque me parece muy cómica mi imagen a esas horas, de la cabeza a los pies. Imagínate el pelo totalmente enloquecido, como si mi peluquero me odiara y se quisiera vengar. Normalmente tengo el pijama "enfuruñado", arrugado, mal colocado, remangado de un brazo y de la otra no, el pantalón medio-bajado y la camisa medio-subida. No llevo calcetines pero si unas pantuflas de la universidad de Oxford que me regaló un amigo (que no estudia allí pero se habrá pasado por alguna tienda en las que las vendían). Además llevo la bata sin abrochar, arrastrando el alma igual que arrastro los pasos. Cuando llego al cuarto de baño tras un esfuerzo inhumano para intentar no volver a la cama como un cobarde, me encuentro ¡cual sorpresa!, que estoy peor vestido que Christina Aguilera en un video clip en el que no enseña las bragas. Es más, casi que no puedo reconocerme, es algo, francamente, horroroso. Poco a poco entro en vereda y abro la llave del agua caliente, las cosas parece que van mejor cuando siento que me voy purificando poco a poco. Todo maravilloso, pero al salir de la ducha me doy cuenta que la estúpida cortina no ha cerrado bien y todo queda rociado como en una noche a la intemperie. ¡Estúpido de mí!
Termino de prepararme y me dirijo muy contento cual estudiante universitario a clase y, por el camino me paro en el quiosco para comprar El País, que no está, y tengo que comprarme el estúpido periódico El Pueblo de Ceuta, que trae una barbaridad de faltas de ortografía. Me voy al Café Real, una cafetería maravillosa pero hoy, precisamente hoy había una estúpida camarera que parece que lleva un huevo en el culo y no puede caer. Como es obvio se me hizo tarde para la primera hora de clase y no voy. Me quedo leyendo el estúpido periódico y degustando un exquisito café que me llena la barriga.
Al rato, después de llevar como 15 minutos sumergido en la lectura, me doy cuenta que alguien me observa. Un señor de aproximadamente 40 años que está en una mesa lejana me mira mientras se desayuna. ¡Que impotencia! Me dieron ganas de pegarle un tiro, menos mal que no tenía pistola porque seguro le hubiera asestado un merecido tiro en la frente. ¿Se puede saber que indecencia es esa? ¿Cómo se puede mirar con tanto descaro a otra persona en plan "critícalotodo"? Yo, ni corto ni perezoso, al ver tal afrenta a mi persona me decido a contraatacar a ese estúpido hombre de negocios. Le devuelvo el golpe con la peor de mis miradas, de esas de arriba-abajo, arqueando un poco la ceja derecha con cierta superioridad. ¡Perfecto! El estúpido hombre de chaqueta y corbata deja de mirar al sentirse, descaradamente, tan humillado. Termino mi sesión de "café-fumé" y marcha rumbo a la estúpida guagua que siempre apesta. Lo bueno que tiene es que siempre es un olor diferente. Va cambiando de matices, fragancias y sensaciones. Hoy, por ejemplo tenía un olor como a pescado, como si alguien hubiera llevado toda la porquería de una pescadería dentro de una bolsa. Terminó el viaje sin ningún incidente. Parece que las cosas van muy bien hasta que, al cruzar la calle, un estúpido indecente conductordepacotilla intenta cruzar mientras yo cruzo por el paso de peatones. ¿Qué se habrá creído? Pues nada, de nuevo un reto que no puedo desperdiciar. En plan kamikaze cruzo pacientemente, el conductor tiene que dar un frenazo y tragarse todo el veneno que pudiera o pudiese tener dentro ya que yo tenía la razón.
Mi viaje terminó al llegar a la facultad. Nada interesante, francamente una estupidez de día que no he aprovechado para hacer nada productivo. Puras tonterías que realmente no sirven para nada.
3 comentarios
el ojo andaluz -
Victor Rodrigues -
Zäpp -