Del texto de Elsa López: Plan de Destrucción de Santa Cruz de La Palma
Nuestros políticos de turno pretenden construir 4.000 y pico viviendas en Santa Cruz de La Palma. Saben que el crecimiento de la población no excede de un tanto por ciento anual muy inferior a las cifras que ellos dan para justificar la construcción de esas viviendas Pero eso no les importa. Se rumorea que son viviendas de ocho plantas "con unas vistas preciosas sobre la ciudad" según declaraciones de los que están metidos en el ajo. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen. No arreglan las casas antiguas que son patrimonio histórico de la ciudad, pero sí permiten a los dueños que las dejen caer y hundirse para favorecer la posterior especulación del suelo y la construcción de casas de varias plantas con pisos a precios desorbitados. Nos vienen con el cuento de que la gente humilde necesita viviendas. Eso es demagogia. No van a construir para la gente humilde, van a urbanizar las zonas rurales para convertirlas en urbanas y seguir especulando barranco arriba. Ya no les basta con el destrozo de la Avenida del Puente y la construcción de esos aparcamientos que los ciudadanos deberán comprar o alquilar si quieren dejar su coche a buen recaudo con unas aceras que ocupan media avenida y que sólo sirven para no dejar aparcar los coches de quienes no les da la gana de pagar un garaje o no pueden alquilar una plaza; ahora van a seguir destrozando el suelo desde La Encarnación hasta La Dehesa pasando por El Planto con un llamado Plan de Ordenación del Territorio que no hay por dónde hincarle el diente. Agricultores y gentes de buena fe se han puesto en pie de guerra dispuestos a que no siga adelante el dichoso plan que sólo sirve para engrosar las arcas de unos pocos que han comprado terrenos por esa zona a precios de saldo para venderlos, una vez recalificados, como oro puro.
¿Saben los ciudadanos de Santa Cruz de La Palma que cuando el plan llegue a su fin les habrán llenado de autopistas y rotondas lo que hasta ahora ha sido el pulmón de la ciudad para que todo terreno que quede alrededor pueda ser declarado urbanizable y así poder construir pequeños rascacielos cerca de Los Pasitos y de la iglesia del Planto? ¿Saben los ciudadanos que algunos empresarios, constructores y arquitectos van a ganar millones de euros con ese plan y ellos van a quedarse sin casa, sin terrenos de cultivo o, sencillamente, sin el cantero que heredaron de sus abuelos y que aún les permite soñar con una isla apacible y hermosa?
Pues bien, ya lo saben. Vayan a la oficina donde está expuesto el proyecto y vean los planos que exhibe el Ayuntamiento y vean de qué manera tan oscura y farragosa (si entienden el lenguaje que explica el plan y alguno de esos planos, me lo cuentan) nos quieren vender la destrucción de una ciudad que era el orgullo de quienes la vivían y de quienes la visitaban Vean cómo, para cubrirse las espaldas, dejan en pie algunas casas que declaran de interés porque "son bonitas" (palabras textuales del técnico encargado de defender el plan frente a los airados ciudadanos) y no dudan en cargarse otras que tienen más de trescientos años y que son verdaderas joyas de nuestra arquitectura tradicional. Y si les interesa, vean de paso cómo se destruye una isla nombrada reserva de la biosfera y cómo no tardaremos en perder ese título que nos concedió la Unesco. Campos de golf, puertos deportivos y carreteras de cuatro vías estrangularán el sueño de nuestra isla para transformarla en una mina de oro para cinco inversores, cuatro alcaldes y veinte empresas constructoras que quieren convertir los bosques de La Palma en bloques de cemento, el agua en güisqui de malta, y el patrimonio histórico en cheques bancarios.
Visto lo visto, ¿dónde están los técnicos canarios de medio ambiente y dónde sus informes de impacto medioambiental? El Plan General de Ordenación del Territorio es una inmensa tela de araña en la que intentan atraparnos a todos; es un plan operativo avalado por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación Territorial, el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma y Gestión y Planteamiento Territorial y Medioambiental, S. A. No dan datos y los que dan son confusos o confunden a la opinión pública con términos poco comprensibles que han reinventado para no llamar a las cosas por su nombre.
Pero, ¿qué se puede esperar cuando es la propia ministra de medio ambiente la que cesa al presidente del programa Hombre y Biosfera de la Unesco, Javier Castroviejo, por enfrentarse a proyectos urbanísticos especulativos en zonas reserva de la biosfera como el que aquí denunciamos, señalar que los intereses económicos son inimaginables, revelar que la ola de movimientos especulativos dentro de la reserva comenzó en el año 2004 y añadir en sus declaraciones que los estados de derecho tienen medidas suficientes para parar el desastre pero los políticos permiten que suceda porque hay cifras de dinero colosales en juego?
¿Qué se puede esperar de un gobierno que propone planes que destruyen el patrimonio histórico y la memoria de muchas generaciones para convertir la mitad de la isla en campos de golf y puertos deportivos donde se entretengan cuatro turistas ajenos al pasado de ese territorio?
Y llegados a este punto se hace necesaria una explicación por parte de los responsables de este plan; que expliquen a los vecinos cuál es la filosofía del proyecto que quieren vender; cuáles son sus planteamientos sociales y morales; qué es lo que quieren hacer de Santa Cruz de La Palma y por qué eso que quieren hacer no tiene nada que ver con los deseos de los que viven en ella. La explicación de los vecinos es muy clara. Los gobernantes deben tener en cuenta que un plan nunca es viable si nos cargamos el medio en que ese plan quiere insertarse. Si unas vías de comunicación convierten la naturaleza en un campo de cemento donde nada se produce excepto ruidos y humos contaminantes, ese plan no es bueno.
Un plan territorial que intenta borrar la memoria y los recuerdos de quienes habitan esas tierras, ese plan no es bueno. Un proyecto lleno de intereses bastardos que nada tienen que ver con la felicidad y la salud de los vecinos del lugar, ese plan no es un buen plan. Es un mal plan y no ordena nada, más bien lo desordena, crea conflictos sociales, ruidos, humos, malas vibraciones y, sobre todo, crea una especie que va en aumento de políticos corruptos, especuladores de terrenos, constructores acostumbrados a extorsionar y otra suerte de cosas que ya estamos hartos de mantener. Y, sobre todo, crea una especie que crece a un ritmo alarmante: los nuevos ricos sin escrúpulos dispuestos a ganar dinero aquí y ahora sin ningún proyecto de futuro y a quienes no les interesa la naturaleza ni los que en ella desean sobrevivir. Y deben escuchar y saber que lo que ellos planean a lo mejor no es lo que los ciudadanos quieren. Que a lo mejor no quieren carreteras de más de 23 metros de ancho, ni rotondas, ni puentes colgantes; que a lo mejor lo que quieren es calidad de vida y no asentamientos urbanos sino rurales; que los planes del ayuntamiento están muy alejados de sus necesidades reales como escuelas bien acondicionadas, hospitales dotados de buenos servicios, médicos suficientes por cada cierto número de habitantes, etc., etc.; Que a lo mejor no quieren que les ensanchen las carreteras ni les hagan puertos deportivos ni campos de golf que implican recalificaciones de terrenos para nuevas especulaciones urbanísticas; que a lo mejor lo que quieren son buenos y honestos gestores del dinero público y así poder dormir tranquilos sabiendo que el día de mañana sus hijos heredarán la ciudad y la tierra que ellos levantaron con tanta ilusión y tanto empeño.
* Embajadora de Buena Voluntad de la Reserva de La Biosfera Isla de La Palma ante la Unesco
Si no pasas este mensaje a por lo menos cinco de tus contactos, una masa ingente de cemento y ladrillo caerá sobre tu cabeza.