BIENES DECLARADOS DE UN NOVIO
Un domingo me fui a misa en compaña de mi suegra,
hallé una carta cerrada metida en la faltriquera.
Yo que no sabía leer di a un ciego que me la liera.
El primer renglón decía: - Tu casa será una cueva,
y la cama de dormir de pinillo y hilichare;
cuatro sabanitas blancas dos de lino y dos de seda;
una manada de cabras, unas tuertas y unas ciegas.
A la orilla del mar tengo una rica hacienda,
que el año que va de trigo viene un cangrejo y la siega;
el año que da de relva ni pa' un conejo da yerba.
A la orilla de un barranco tengo un gajo de brevera,
que el año que mucho carga suele echar media docena.
Una burra desorejada, sin tener dientes ni muelas.
Aquí fíjese, lector, mire si tengo riqueza,
con la que pienso casarme cuanto consiga una hembra,
que sea bien parecida y que me iguale en riqueza.
Me parece, me parece que es la hija de mi suegra,
que en cuanto el otoño pase voy a casarme con ella.
Versión rec. por alumnos de Cecilia Hernández, de Barlovento (ay. Barlovento)
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