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un día cualquiera

Mercado de Contrabando

Mercado de Contrabando

¿Recuerdan aquel poema en el que me describian de manera perfecta? Pues aquí una nueva entrega de esta singular escritora, María camacho, Mercado de Contrabando. Basado en la idea original de "el Mercado".

"Como soy un proyecto de psicóloga, que no quiere ser psicóloga, hoy voy a ponerme a hacer lo que mejor que se le da a ese gremio que tan poco me gusta (los psicólogos, digo): darle al coco .
Aunque parezca mentira o simplemente una broma, hace un tiempo salí del conocido “mercado”. El mercado es un sitio muy entretenido en donde la gente se mira con una forma de mirar muy distinta a la usual; si hay suerte, se pilla alguito y si no la hay hoy: “mañana es sábado!”.
Allí se pueden encontrar artículos de oferta -o no- pero esto no es según la temporada, es según la suerte que tengas ese día. Hay veces que este maravilloso gurú se rinde a tus pies con artículos de bueno-bonito-barato; hay otras que adquieres cosas dignas del MediaMarkt (baratas y monas, pero que duran un pedo); en otras ocasiones, simple y tristemente te contentas con el 150. El mercado es, a todos los efectos y muy en contra de lo que la gente pueda pensar, una lotería.
En lo mismo, pero en un aspecto diferente, hay que decir que la suerte en el mercado, es directamente proporcional a las intenciones que tengas de llevarte algo valioso esa noche a casa, o de volver a la misma con un “peso” menor a la espalda: cuantas más intenciones, mayor es la probabilidad de volver echa una mierda moralmente a tu dulce morada de sábanas frías .
Hasta ahí la descripción de lo que yo conozco como el o mi mercado, que puede ser muy diferente al tuyo y además parecer patético, super guay o simplemente muy frívolo.
Lo que venía diciendo es que hace poco que “he vuelto!!” y después de un año de parón y de los mil “pros” y “contras” del regreso he encontrado novedades en las que reflexionar. Así, ya he tenido el agridulce reencuentro con la realidad; he podido constatar que “no todo está perdido”, descubrir que lo último -que era bueno- no era lo mejor, y pararme a ojear las novedades de la nueva temporada otoño-invierno ’06-’07. Y mientrasesto ocurría me he dado cuenta de algo de lo que no tenía ni idea: yo también me actualizo.
Pues si señor! Resulta que antes de este mercadus interruptus yo consumía rebajas de las que luego me arrepentía , “artículos monos”: medianamente bonitos, bastante baratos y, la verdad, bastante malos. Le dejaban a una la sensación ambigua de ¿qué ha pasao por aquí?, ¿será una riada, será que me peleé con alguien o será que simplemente soy tonta y no lo sabía? Luego claro, a volver a la vida y a volver al trabajo: el finde pasa y tú con dolor en las rodillas y un calentón que casi no puedes asimilar y poco puedes hacer para disminuir. Concluyes que esa noche, más te valía haberte quedado quietecita (hubieras obtenido más beneficios, en términos mercantiles).
Pues bien, yo me actualicé sin saberlo y lo que he descubierto no es otra cosa sino que ya no consumo ese tipo de rebajas. Ahora en lugar de intentar poner parches a la situación y mucha voluntad para que por lo menos me fuera un poco alegre a casa lo que hago es: mira chico, esto no me gusta; bye bye! Y te puedes creer, me siento orgullosa!
Creo que esto debería haberlo aprendido hace mucho y lo orgullosa que me siento, es una simple excusa de débil."

María Camacho

 

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